martes, 16 de noviembre de 2010

rojo hermoso y puro. Sin dejar lugar a interpretaciones. Distante, fantasmal. No contacto. No hay más. No puedo creer cosas que no se pueden creer. ¿Debería "escribir" más sobre esto? Me fugué de este planeta para tener una conexión desde lo ultra espacial. La comunicación jamás se llevó a cabo desde aquí o allá. Era demasiado claro para lo terrenal. Demasiado ensoñador para la ilusión, la esperanza. Al estar a mi lado en esa madrugada ya me hablabas cómo tomabas distancia. Y todas las personas a mi alrededor siempre tuvieron razón. Los castillos de arena se derriten y vuelan hacia el cielo antes de que llegue la ola final. Esto fue el amor. Y el amor son cenizas. Entonces, una voz a mi espalda me llama de nuevo. Es solamente un atardecer fallido, pronuncia. Nada dentro de lo que es impredecible. Nuevamente empiezo a sonreír y esperar el momento de saludarla. Decirle: hola hermosa, ¿cómo has estado? No es un día para despedirme, en realidad. Es para viajar de nuevo y en lo nuevo. Construir otro castillo de arena que el viento algún día dejará en la distancia. No esperar lo esperado, sino de lo inesperado esperarte. Rojo que da vida en lo negro.

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