viernes, 19 de noviembre de 2010

afirmar algo. ¿Falta mucho? No, sólo dos cuadras. Si, falta un poco. Yo te aviso. Mirada adentro. ¿Qué deseas escribir? Recordar los años de la preparatoria. Solamente una vez estuve en uno de aquellos talleres. No soporté al profesor. Mediocre. Poner en rídiculo al humano más próximo a él. ¿Cuál es el objetivo? Ninguno. Es en esta calle. Al terminar esta calle debes bajar. Una calle que no tiene fin.

jueves, 18 de noviembre de 2010

arañas en su nido. ¿Cuantas se reproducen en este instante? Araneae. Es fascinante conocer la historia de Lloth. 77 años. Sus largas patas con su pelaje peligroso. Veneno. Muchas veces toqué su magistral pelame que día a día se peinaba desde hace décadas. Un linaje completo en las rocas a la derecha, cerca del patio central, de mi casa. ¿Has visto el negro, realmente, en su esplendor máximo? Yo si. Años hablé con ella. Desde mi infancia comencé a conversar con ella. Coincidencia pura. Se encontraba en mi bota y asomaba una pata. Gran pata llena de pelos oscuros y finos, que me atraía y atraía. En la oscuridad podía apreciar sus ojos que parecían rubís. Amenazante, pero el misterio me llevo a entablecer una conexión con ella desde aquél instante. El veneno penetró en mi sangre desde aquél momento. La roca es azul y tiene tantos agujeros, en los cuales alguna vez corrió lava furiosa. Un sentimiento se quedó impregnado en la roca. Pasión indestructible procedente del fuego. Justo a las cinco de la tarde todos los días, aquel ser totalmente especial asomaba su enigmática pata peluda y yo admiraba aquella imagen horrorosa. Recostado en la tierra mis pantalones siempre se manchaban y un pedazo de madera acariciaba mi espalda. Entonces su cuerpo fino, aquel negro profundo, hacía su aparición completa. Prosoma-opistoma y mil ojos relucían. En cada ojo veía reflejado una parte de mí. Mi cuerpo junto al de ella. Armonía perfecta. Sus crías no dejaban verse, no dejaban ver sus rostros. Ellas pasaban a mi alrededor sin darme cuenta. A veces simplemente la seda caía a mi alrededor- telarañas finas que hacían juego con el negro. Cada día los ojos de la reina se transformaban- incluso parecía que fallecían. En el año 55 ella no apareció a las cinco de la tarde. Un enorme jarrón cayó con violencia y por violencia. Una figura de un payaso, lo recuerdo bien. El payaso sonreía, quizá lo recuerdo. Pertenecía a mí. En pedazos, cada vidrio, en pedazos. Vitrales. Una sonrísa se apagó.
desde aquél día me lo propuse. No caer en lo cotidiano, en las frases de ayer y hoy. Simplemente ya no me siento a gusto dentro de una narración lineal. Y esto no es nada. Podemos preguntarnos todo el tiempo hacia donde vamos con esto y lo cierto es que nunca hallamos respuesta. Ni siquiera hallamos otra pregunta. Lo he dicho una y otra vez dentro de mí, adentro. Lo cierto es que detesto lo bellamente adornado, lo común. Para mí esto es un dialogo. Tomemos un café acompañado de un pay de manzana. Solamente eso y nada más. Y recuerdo que me daba alegría decir el lugar de mi procedencia desde lo extranjero. Solamente en la distancia. Nunca desde aquí. Construir una historia donde hay un principio y un fin- no lo creo, no lo siento, no me interesa. Y justamente ayer pensaba en comenzar una historia de tres capítulos, cuatro personajes y tres epílogos. Pongamos de nuevo una perspectiva acertada: el mundo se mueve en caos, ¿cierto?; una pareja vive dos, ó 20, años juntos y lo congruente es que se maten juntos o se separen en su soledad, ¿cierto?. Lo mejor que has podido hacer es separarte de mi, el débil lo piensa y no lo dice. Su debilidad es el no encarar la mirada del gato muerto; es decir, su propia mirada. Y la vida es una imposibilidad, ¿cierto?
Interrupción drástica provocada por un paisaje lleno de estrellas y mariposas de la noche que bailan con ternura entre los árboles y se alzan, se alzan al cielo. Una sonrisa veo en la luna, porque la luna soy y nací en la luna. Bella noche. ¡Oh, que bella noche!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

el bosque. Tres niños. No, tres venes son. Ellos abandonados a su propia manera de ser. Se enfrentan a sí mismos. Cuantos años ya han compartidos juntos. La más inteligente e ingeniosa. El torpe, pero leal y apasionado. El valiente pero necio. En el camino del bosque.
Las personas no me dan lo que busco, requiero. Rostros extraños constantemente. Nada es lo que parece. Todos construimos en armonía una gran mentira, que al final del día se llama VIDA. Actuar por inercia. Todo el tiempo inercia. Vivir y morir por inercia. El último par de semanas me dedico a escribir frases por inercia. ¿Qué me molesta? El otro día iba de camino a la escuela, a la universidad, me encuentro al señor #88, quien me impide salir del metro. Está justo enfrente de mi y al parecer tiene el mismo pensamiento que yo: salir-entrar. ¿De donde y a donde? El señor parece reflexionarlo, según mi reflexión individual.
silencio, silencio, silencio. Abstracción. Estar abstraído de la realidad. Ser algo abstracto. No comentarios el ochenta por ciento del tiempo. Risas constantes, sí. Mirada perdida hacia el horizonte invisible. Silencio, silencio, silencio. No palabras y no palabras. Dotar la energía de manera negativa, negativa siempre. El punto no es dejar de existir, sino expresar la existencia. No tengo palabras y, por lo tanto, en este momento estoy muerto. Siempre con la voluntad de vivir. Siempre con la voluntad de decir algo. No hablar nada. Mudo. Oír el viento. Hay mil variedades de sonidos de vientos. Y la sombra otorga otra impresión a mi corazón. No frases. No discurso. Nada. Decidir no hablar. ¿Por qué es difícil pronunciar? Abrir la boca. Hablar claro. Que el otro entienda. Buscar el tono ideal. Emociones expresar al hablar. Sonreír. Abrir los ojos ampliamente. Crear un eco por mi propia voz. Reír tan alto que la otra persona se moleste conmigo. Y si lo hago. Y no lo hago. Conversaciones largas, a veces. Al mismo tiempo no hablar. Nadie conoce nada. Silencio: silencio. La música. Gestos. Articulaciones. Movimientos de manos y piernas. Lo siento, no puedo expresarte nada.

martes, 16 de noviembre de 2010

rojo hermoso y puro. Sin dejar lugar a interpretaciones. Distante, fantasmal. No contacto. No hay más. No puedo creer cosas que no se pueden creer. ¿Debería "escribir" más sobre esto? Me fugué de este planeta para tener una conexión desde lo ultra espacial. La comunicación jamás se llevó a cabo desde aquí o allá. Era demasiado claro para lo terrenal. Demasiado ensoñador para la ilusión, la esperanza. Al estar a mi lado en esa madrugada ya me hablabas cómo tomabas distancia. Y todas las personas a mi alrededor siempre tuvieron razón. Los castillos de arena se derriten y vuelan hacia el cielo antes de que llegue la ola final. Esto fue el amor. Y el amor son cenizas. Entonces, una voz a mi espalda me llama de nuevo. Es solamente un atardecer fallido, pronuncia. Nada dentro de lo que es impredecible. Nuevamente empiezo a sonreír y esperar el momento de saludarla. Decirle: hola hermosa, ¿cómo has estado? No es un día para despedirme, en realidad. Es para viajar de nuevo y en lo nuevo. Construir otro castillo de arena que el viento algún día dejará en la distancia. No esperar lo esperado, sino de lo inesperado esperarte. Rojo que da vida en lo negro.

esto me lleva a escribir de nuevo. Publicarlo. Esto me lleva a querer expresarlo de nuevo. Publicarlo. Esto me lleva a frustarme de nuevo. Publicarlo. Esto me lleva a que me malinterpretes de nuevo. Publicarlo. Esto me lleva a callarme de nuevo. No publicarlo.
la música me guía, la música me guía. Se repite, se repite. Imaginarme otro escenario, otras tramas. ¿Será posible? Desde hace años encerrado en la misma dinámica. Mismas palabras que solo se transfiguran. Y todo se vuelve lento. Naranja. Nada veloz. Odio la lentitud y la permanencia. La luz se extingue. No energía. Las puertas se cierran. Una guitarra. Una flauta. ¿Es folclórico? No lo creo, solo es una razón comercial. Para vender o para sobrevivir quizá. El pan de cada día, dicho como un comercial televisivo. Comezón- quizá por la cercanía con los demás que me incomoda. Salir en la mañana y recibir el sol. Salir firmemente. No detenerme. Asumir una postura arrogante. No detenerme. No me importa la persona a mi derecha. Solo caminar y no mirar. No detenerme. El instinto: mi fe. Me hace girar, girar de forma equivocada, pero con razón. Mis palabras no me entienden. No hay nada de bueno ahí, entonces. Ella lo dijo y yo lo sentí. Un reflejo más. Inequívoco.

lunes, 15 de noviembre de 2010

esta tarde salí de mi casa a dar un paseo agradable. Muy agradable, incluso puedo declararlo. Deseo relatar como sucedió y sin embargo no poseo las palabras para realizarlo. Un vestido hermoso oscuro. Una camisa blanca. Rayas negras. Un sweater azul que traslada su ternura. Muy agradable. Aunque es simplemente el momento y la atmósfera. No hay nada más. Absolutamente nada más. Una plática agradable que nos conduce irremediablemente a la nada, porque de ahí no hay nada más asible. Es la misma historia que se ha repetido desde que tengo memoria. Nunca la misma historia. Intentamos sobrevivir todos los días. Estoy enamorado desde hace 7 años, desde el primer día que coloque un pie ahí. Jamás pensé intercambiar palabras. Después, un sentimiento compartir. Y finalmente, que sus labios compenetrasen con los míos. Puedo darle mil vueltas al mismo suceso. Una y otra vez. Semanas han pasado sin darme cuenta. Un mes hoy. Y el sentimiento crece y se apaga- sólo por momentos. Intento recordar cada momento y guardar todas las imágenes en mi alma y corazón. Una llamada esperar y al mismo punto llegar. El ser humano es idiota por la naturaleza e interpreta todo a su conveniencia, a lo más cómodo dentro de sí mismo: a los propios sueños del alma que se vuelven eternos. Y lo eterno se vuelve mortal y las cenizas vuelan y vuelan en el CIELO. Todo el TIEMPO volando en el CIELO. ¿Crees poder volar conmigo? ¿Por qué no volar juntos? Todo esto ocurre desde la nada y es justamente lo que le da sentido. Quizá es el único destino.

mis palabras se incendían ante ti. Pierdo el aliento y no tengo mucho que decir. Y no es que no tenga mucho que decirTE. Simplemente el silencio lo abstrae todo. Preguntarte cosas sin sentido. Saber tu opinión sobre el sol, las estrellas y la luna. Por qué esto, por qué aquello. Cuál es tu obesión, cuál no la es. Seleccionar cada palabra con cuidado. Al mismo tiempo desearía no comunicarme con nadie más nunca más. Nunca más decir las razones jamás más. Somo seres humanos profundamente dañados. ¿Lo somos? Y entonces lo llevamos al extremo y tratamos de drogarnos con todas las medicinas posibles para poder sobrevivir. Unas horas más, días, años. Antes de tomar la gran decisión indicada. Prácticamente no quería decir nada esta tarde.
por un lado , deseo proyectar un mundo consistente en palabras. Por otro lado, sé de la imposibilidad de estructurar los sentimientos con palabras. Una mirada peculiar- que me llena de preguntas. Deberíamos de preguntarnos todo el tiempo. Sin interrupciones.
en mí. No funciona más y no adquiere sentido. La imposibilidad. Eso no lleva a ningún lugar. Siento terror y miedo una vez más. El escape. Justo cuando salto de lo más alto hacia el abismo con la esperanza de hacer renacer todo con el tiempo. Una construcción imposible y sin razón. Acabar con todo el entorno. Sólo quiero dejar de mirar. Las cartas se pierden.

en el pasillo que brilla empieza esta historia. Una mañana fría y oblicua. Al caminar hago una pausa justo en medio de aquel pasillo. A lo lejos veo arbustos y árboles. Más que un pasillo se trata de un túnel para pasantes. No he comido en 5 días. Solamente lo necesario y no deseo recuperarme. Inyectarme el veneno poco a poco y entrar en trance. Al otro lado del túnel la ilusión de la vida perfecta. De un momento a otro decido correr tan rápido como mis capacidades de corredor rápido me lo permiten. Y de la nada me encuentro afuera del pasillo, es decir, del túnel. Los ojos entonces se llenan de la luz del sol. No puedo ver debido a la luz que repentinamente llega a mi rostro. Pero poco a poco las figuras empiezan a reaparecer. Los árboles no son árboles sino pilas de basura acumulados y en putrefacción. Los arbustos no son arbustos sino gatos muertos tirados entre varias cajas de cartón. Y la nada. Me preguntó entonces: ¿Qué diablos hago aquí? Esto no lo había imaginado así. Entonces veo fijamente a un gato que yace a metros de mí. Lo que había pensado como un color café, no es más que un color grisáceo impuro. Y de la nada parece que veo una sonrisa dibujada en el gato. Una broma perversa, pienso. Los gatos no sonríen. Los animales solo poseen una naturaleza fría y distante. Entonces me doy cuenta que, en realidad, el que está sonriendo soy yo. Me espanto totalmente. Jamás podría haberme imaginado que podrá sonreír con tal imagen perturbadora. Ahora solo deseo regresar a mi casa, a mi casa. Y sin embargo, al momento de reflexionar sobre ello, una gran camioneta viene a toda velocidad a colapsarse contra mí…

4:08 am. Estás a m i lado. T e veo tan hermosa y a la vez como una completa extraña. Tus ojos cerrados- atiborrados- y una sonrisa en tu boca que se burla, se burla de la situación. La inocencia. Mi inocencia. Ella siempre piensa todo por adelantado, pensamiento cósmico ineludible. La luz sigue prendida y a pesar de mi temor, empiezo a apagarla lentamente. Podría seguir pensando en la muerte esa noche. No importa, me arriesgo simplemente. De nuevo, poco a poco, empiezo a acercarme a t i y a abrazart e. Aquella risa, antes nunca escuchada, aparece de nuevo. De nuevo te abrazo para conservar el momento. Te abrazo tan fuertemente y caigo, entonces, en un profundo sueño. Intermezzo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

esperar tres veces a que dejará de timbrar el teléfono. En mi conmoción descubro que me contesta y la emoción no tiene límite. Lo mejor es sentir su sonrisa sin verla. Las palabras empiezan a girar y no se acomodan. Preguntas que no tienen esperanzas. Fragmentos y voces que no se entienden. Escuchar con atención el silencio que a cada instante me mata. Insignificante. Todo pasa en menos de lo que hubiera imaginado. Enmudezco y pienso en escapar aún cuando todavía oigo tu respiración, tu vida al otro extremo de mi vida. Intento fallido. Y pienso en Ingeborg Bachmann. La verdad se incrusta en mí. Ya no lo puedo negar: estoy totalmente acabado. Y el interminable “hasta pronto” hace de guía mi caída.

las proporciones- el peso no tiene precedente. Dejar sin habla. En aquél momento pensé en que mis palabras deberían desaparecer por siempre. El mensaje es claro-al parecer tiene mi nombre. El remitente soy yo. ¿Por qué? Empiezo la reflexión- una y otra vez, otra vez. Analizar cada frase dicha- no sirve de nada- no me lleva a ningún lugar. Cada palabra tuya cambia el curso de la historia y todo derrumba, derrumba. Quisiera tan sólo entender algo- algo solamente para reinterpretar todo. Estoy solo enfrente de una puerta entreabierta- la oscuridad al fondo y una pequeña brecha de luz en la distancia. ¿Una ilusión? Incluso podría ser tu figura muy a lo lejos. Todo el mundo está en contra de este sentimiento. Sólo aléjate, déjate perder, perder. Las palabras ya no participan en el juego- no hay una relación- no hay una meta. El objetivo se perdió hace mucho tiempo. Salir y el regreso a casa. Dolor de cabeza. En alguna parte de mi está la razón de todo. En el día en que nos encontremos de nuevo: ¿regresarás a mí con una mirada y dos sonrisas? Escribir por escribir y al final esperar que floten palabras. No me esfuerzo demasiado, es un hecho. Luchar por un amor, ave negra. Desesperadamente busco un paisaje en el cual abandonarme. Encontrarte al otro lado del camino. Una carretera ancha. No árboles- arbustos en la lejanía. Caminar solitariamente silenciosamente. Intentar olvidar tu nombre y matar el sentimiento con un adjetivo. De pronto surge la empatía.

jueves, 11 de noviembre de 2010

luz interior. El sonido al fondo. Mi corazón empieza a latir tan fuertemente. Y una sonrisa, una sonrisa total por el momento que se está creando. Cada nota música llena un espacio dentro de mí. Aparecen figuras. Blanco, gris y negro. Una persona yace. Figuras. Veo imágenes que en el momento no entiendo, pero dejan una marca en mí. Un hecho que jamás se niega. Y pienso, desearía estar ahí siempre. Que sientas mi energía y te de vida en aquél punto exacto, en aquél momento en donde todo adquiere vida y renace. Entonces apareces y brillas en mis ojos y al mismo tiempo en mi corazón. Tu vestido blanco con tu hermoso cabello y tus labios queman las pupilas. Una vez más me siento conectado contigo a través de la sensación que transmites y en la que yo me encuentro. Una esfera impenetrable, peligrosa y mortífera. Al mismo tiempo soy testigo de la fragilidad que impones. Pero al final él único indefenso soy yo por voluntad propia. Caes al escenario y el estallido retumba en mi cuerpo. Heridas que terminan en la nada. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás hermosa? Simplemente me queda perderme, olvidar los sueños. Sueñas con una imagen constantemente. Tu ser se aferra a esa imagen día tras día. Recapitulas tu vida en busca de esa imagen, la cual nunca se concreta. Sólo cambia y cambia. Cambia.

empezar de nuevo. A lo lejos te veo llegar, en tu manera. Fue algo increíble. Algo impredecible que me agradó tanto. Entonces, recuerdo la primera vez que te vi. Antisocial. Quiero recordar si te dirigí la palabra aquél día. No creo haberlo hecho. Una distancia tan marcada. En mi una marcada distancia definitivamente también. Sin embargo, los dos en el mismo espacio estábamos. Algo me llevó a otro paisaje totalmente distinto a lo que hubiera pensando, antes. Sin embargo, siempre sentí como latía mi corazón hacia ti. Lo logré, no lo logré. Desde aquél día surgió una inevitable atracción, y al mismo tiempo distanciamiento, hacia ti. Peligro latente desde aquél momento. Causabas malestar y asombro. Resplandecías ante todos, todos. Nadie se quedó en mi mente de maneta tan aprisionada como tú. Llorar por la imposibilidad del todo y la nada- jugar con los polos todo el tiempo. Desde aquel momento un glaciar se quebrantó. ¿No lo sentiste? En aquella mañana. Mediodía, en realidad. Cuando justamente, y en aquél preciso momento, tuvimos una pequeña pausa en la que te aprecié tanto, tanto te vislumbre, totalmente. Había sol. Audífonos. Playera. Pantalón de mezclilla. Música. Eso quiero recordar.

escalofrío. Debilidad en las muñecas y los dedos. Decidir hablar sobre un tema jamás había sido tan difícil. Los temas no se agotan, quizá la pasión sí. Describir un momento, quizá eso sea más valioso. Espere tanto el momento de verte, desde tanto hace: de nuevo estar cerca de ti. Desde aquella mañana fatídica, pero soprendente. Cada vez reconozco menos mi letra y está en constante autodestrucción. Cuestiones psicológicas, él había dicho, y empezamos el juego de ofensas que jamás se terminaban, sino solo se recreaban. Como un alien. Ver a los demás desde el propio mundo interiorizado. Una enfermedad total de la cual uno jamás se recupera, nunca. ¿Nunca? Y seguí escribiendo líneas, líneas. Líneas con música, música que llena mi alma y me rescata rescata rescata rescata. Angelical como eres. Te quiero y necesito sentirte. Verte.

lunes, 8 de noviembre de 2010

romper con los mitos significa restructurar la vida. Al mismo tiempo que sientes felicidad experimentas melancolía. Aquel aire frío que sientes cómo transgrede cada vena de tu cuerpo, pero el corazón se mantiene cálido. Decidir, toma de decisión. Un rayo de la nada cae.