viernes, 19 de noviembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
Interrupción drástica provocada por un paisaje lleno de estrellas y mariposas de la noche que bailan con ternura entre los árboles y se alzan, se alzan al cielo. Una sonrisa veo en la luna, porque la luna soy y nací en la luna. Bella noche. ¡Oh, que bella noche!
miércoles, 17 de noviembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
rojo hermoso y puro. Sin dejar lugar a interpretaciones. Distante, fantasmal. No contacto. No hay más. No puedo creer cosas que no se pueden creer. ¿Debería "escribir" más sobre esto? Me fugué de este planeta para tener una conexión desde lo ultra espacial. La comunicación jamás se llevó a cabo desde aquí o allá. Era demasiado claro para lo terrenal. Demasiado ensoñador para la ilusión, la esperanza. Al estar a mi lado en esa madrugada ya me hablabas cómo tomabas distancia. Y todas las personas a mi alrededor siempre tuvieron razón. Los castillos de arena se derriten y vuelan hacia el cielo antes de que llegue la ola final. Esto fue el amor. Y el amor son cenizas. Entonces, una voz a mi espalda me llama de nuevo. Es solamente un atardecer fallido, pronuncia. Nada dentro de lo que es impredecible. Nuevamente empiezo a sonreír y esperar el momento de saludarla. Decirle: hola hermosa, ¿cómo has estado? No es un día para despedirme, en realidad. Es para viajar de nuevo y en lo nuevo. Construir otro castillo de arena que el viento algún día dejará en la distancia. No esperar lo esperado, sino de lo inesperado esperarte. Rojo que da vida en lo negro.
lunes, 15 de noviembre de 2010
esta tarde salí de mi casa a dar un paseo agradable. Muy agradable, incluso puedo declararlo. Deseo relatar como sucedió y sin embargo no poseo las palabras para realizarlo. Un vestido hermoso oscuro. Una camisa blanca. Rayas negras. Un sweater azul que traslada su ternura. Muy agradable. Aunque es simplemente el momento y la atmósfera. No hay nada más. Absolutamente nada más. Una plática agradable que nos conduce irremediablemente a la nada, porque de ahí no hay nada más asible. Es la misma historia que se ha repetido desde que tengo memoria. Nunca la misma historia. Intentamos sobrevivir todos los días. Estoy enamorado desde hace 7 años, desde el primer día que coloque un pie ahí. Jamás pensé intercambiar palabras. Después, un sentimiento compartir. Y finalmente, que sus labios compenetrasen con los míos. Puedo darle mil vueltas al mismo suceso. Una y otra vez. Semanas han pasado sin darme cuenta. Un mes hoy. Y el sentimiento crece y se apaga- sólo por momentos. Intento recordar cada momento y guardar todas las imágenes en mi alma y corazón. Una llamada esperar y al mismo punto llegar. El ser humano es idiota por la naturaleza e interpreta todo a su conveniencia, a lo más cómodo dentro de sí mismo: a los propios sueños del alma que se vuelven eternos. Y lo eterno se vuelve mortal y las cenizas vuelan y vuelan en el CIELO. Todo el TIEMPO volando en el CIELO. ¿Crees poder volar conmigo? ¿Por qué no volar juntos? Todo esto ocurre desde la nada y es justamente lo que le da sentido. Quizá es el único destino.
en el pasillo que brilla empieza esta historia. Una mañana fría y oblicua. Al caminar hago una pausa justo en medio de aquel pasillo. A lo lejos veo arbustos y árboles. Más que un pasillo se trata de un túnel para pasantes. No he comido en 5 días. Solamente lo necesario y no deseo recuperarme. Inyectarme el veneno poco a poco y entrar en trance. Al otro lado del túnel la ilusión de la vida perfecta. De un momento a otro decido correr tan rápido como mis capacidades de corredor rápido me lo permiten. Y de la nada me encuentro afuera del pasillo, es decir, del túnel. Los ojos entonces se llenan de la luz del sol. No puedo ver debido a la luz que repentinamente llega a mi rostro. Pero poco a poco las figuras empiezan a reaparecer. Los árboles no son árboles sino pilas de basura acumulados y en putrefacción. Los arbustos no son arbustos sino gatos muertos tirados entre varias cajas de cartón. Y la nada. Me preguntó entonces: ¿Qué diablos hago aquí? Esto no lo había imaginado así. Entonces veo fijamente a un gato que yace a metros de mí. Lo que había pensado como un color café, no es más que un color grisáceo impuro. Y de la nada parece que veo una sonrisa dibujada en el gato. Una broma perversa, pienso. Los gatos no sonríen. Los animales solo poseen una naturaleza fría y distante. Entonces me doy cuenta que, en realidad, el que está sonriendo soy yo. Me espanto totalmente. Jamás podría haberme imaginado que podrá sonreír con tal imagen perturbadora. Ahora solo deseo regresar a mi casa, a mi casa. Y sin embargo, al momento de reflexionar sobre ello, una gran camioneta viene a toda velocidad a colapsarse contra mí…
4:08 am. Estás a m i lado. T e veo tan hermosa y a la vez como una completa extraña. Tus ojos cerrados- atiborrados- y una sonrisa en tu boca que se burla, se burla de la situación. La inocencia. Mi inocencia. Ella siempre piensa todo por adelantado, pensamiento cósmico ineludible. La luz sigue prendida y a pesar de mi temor, empiezo a apagarla lentamente. Podría seguir pensando en la muerte esa noche. No importa, me arriesgo simplemente. De nuevo, poco a poco, empiezo a acercarme a t i y a abrazart e. Aquella risa, antes nunca escuchada, aparece de nuevo. De nuevo te abrazo para conservar el momento. Te abrazo tan fuertemente y caigo, entonces, en un profundo sueño. Intermezzo.
sábado, 13 de noviembre de 2010
esperar tres veces a que dejará de timbrar el teléfono. En mi conmoción descubro que me contesta y la emoción no tiene límite. Lo mejor es sentir su sonrisa sin verla. Las palabras empiezan a girar y no se acomodan. Preguntas que no tienen esperanzas. Fragmentos y voces que no se entienden. Escuchar con atención el silencio que a cada instante me mata. Insignificante. Todo pasa en menos de lo que hubiera imaginado. Enmudezco y pienso en escapar aún cuando todavía oigo tu respiración, tu vida al otro extremo de mi vida. Intento fallido. Y pienso en Ingeborg Bachmann. La verdad se incrusta en mí. Ya no lo puedo negar: estoy totalmente acabado. Y el interminable “hasta pronto” hace de guía mi caída.
las proporciones- el peso no tiene precedente. Dejar sin habla. En aquél momento pensé en que mis palabras deberían desaparecer por siempre. El mensaje es claro-al parecer tiene mi nombre. El remitente soy yo. ¿Por qué? Empiezo la reflexión- una y otra vez, otra vez. Analizar cada frase dicha- no sirve de nada- no me lleva a ningún lugar. Cada palabra tuya cambia el curso de la historia y todo derrumba, derrumba. Quisiera tan sólo entender algo- algo solamente para reinterpretar todo. Estoy solo enfrente de una puerta entreabierta- la oscuridad al fondo y una pequeña brecha de luz en la distancia. ¿Una ilusión? Incluso podría ser tu figura muy a lo lejos. Todo el mundo está en contra de este sentimiento. Sólo aléjate, déjate perder, perder. Las palabras ya no participan en el juego- no hay una relación- no hay una meta. El objetivo se perdió hace mucho tiempo. Salir y el regreso a casa. Dolor de cabeza. En alguna parte de mi está la razón de todo. En el día en que nos encontremos de nuevo: ¿regresarás a mí con una mirada y dos sonrisas? Escribir por escribir y al final esperar que floten palabras. No me esfuerzo demasiado, es un hecho. Luchar por un amor, ave negra. Desesperadamente busco un paisaje en el cual abandonarme. Encontrarte al otro lado del camino. Una carretera ancha. No árboles- arbustos en la lejanía. Caminar solitariamente silenciosamente. Intentar olvidar tu nombre y matar el sentimiento con un adjetivo. De pronto surge la empatía.
jueves, 11 de noviembre de 2010
luz interior. El sonido al fondo. Mi corazón empieza a latir tan fuertemente. Y una sonrisa, una sonrisa total por el momento que se está creando. Cada nota música llena un espacio dentro de mí. Aparecen figuras. Blanco, gris y negro. Una persona yace. Figuras. Veo imágenes que en el momento no entiendo, pero dejan una marca en mí. Un hecho que jamás se niega. Y pienso, desearía estar ahí siempre. Que sientas mi energía y te de vida en aquél punto exacto, en aquél momento en donde todo adquiere vida y renace. Entonces apareces y brillas en mis ojos y al mismo tiempo en mi corazón. Tu vestido blanco con tu hermoso cabello y tus labios queman las pupilas. Una vez más me siento conectado contigo a través de la sensación que transmites y en la que yo me encuentro. Una esfera impenetrable, peligrosa y mortífera. Al mismo tiempo soy testigo de la fragilidad que impones. Pero al final él único indefenso soy yo por voluntad propia. Caes al escenario y el estallido retumba en mi cuerpo. Heridas que terminan en la nada. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás hermosa? Simplemente me queda perderme, olvidar los sueños. Sueñas con una imagen constantemente. Tu ser se aferra a esa imagen día tras día. Recapitulas tu vida en busca de esa imagen, la cual nunca se concreta. Sólo cambia y cambia. Cambia.
empezar de nuevo. A lo lejos te veo llegar, en tu manera. Fue algo increíble. Algo impredecible que me agradó tanto. Entonces, recuerdo la primera vez que te vi. Antisocial. Quiero recordar si te dirigí la palabra aquél día. No creo haberlo hecho. Una distancia tan marcada. En mi una marcada distancia definitivamente también. Sin embargo, los dos en el mismo espacio estábamos. Algo me llevó a otro paisaje totalmente distinto a lo que hubiera pensando, antes. Sin embargo, siempre sentí como latía mi corazón hacia ti. Lo logré, no lo logré. Desde aquél día surgió una inevitable atracción, y al mismo tiempo distanciamiento, hacia ti. Peligro latente desde aquél momento. Causabas malestar y asombro. Resplandecías ante todos, todos. Nadie se quedó en mi mente de maneta tan aprisionada como tú. Llorar por la imposibilidad del todo y la nada- jugar con los polos todo el tiempo. Desde aquel momento un glaciar se quebrantó. ¿No lo sentiste? En aquella mañana. Mediodía, en realidad. Cuando justamente, y en aquél preciso momento, tuvimos una pequeña pausa en la que te aprecié tanto, tanto te vislumbre, totalmente. Había sol. Audífonos. Playera. Pantalón de mezclilla. Música. Eso quiero recordar.