sábado, 13 de noviembre de 2010

las proporciones- el peso no tiene precedente. Dejar sin habla. En aquél momento pensé en que mis palabras deberían desaparecer por siempre. El mensaje es claro-al parecer tiene mi nombre. El remitente soy yo. ¿Por qué? Empiezo la reflexión- una y otra vez, otra vez. Analizar cada frase dicha- no sirve de nada- no me lleva a ningún lugar. Cada palabra tuya cambia el curso de la historia y todo derrumba, derrumba. Quisiera tan sólo entender algo- algo solamente para reinterpretar todo. Estoy solo enfrente de una puerta entreabierta- la oscuridad al fondo y una pequeña brecha de luz en la distancia. ¿Una ilusión? Incluso podría ser tu figura muy a lo lejos. Todo el mundo está en contra de este sentimiento. Sólo aléjate, déjate perder, perder. Las palabras ya no participan en el juego- no hay una relación- no hay una meta. El objetivo se perdió hace mucho tiempo. Salir y el regreso a casa. Dolor de cabeza. En alguna parte de mi está la razón de todo. En el día en que nos encontremos de nuevo: ¿regresarás a mí con una mirada y dos sonrisas? Escribir por escribir y al final esperar que floten palabras. No me esfuerzo demasiado, es un hecho. Luchar por un amor, ave negra. Desesperadamente busco un paisaje en el cual abandonarme. Encontrarte al otro lado del camino. Una carretera ancha. No árboles- arbustos en la lejanía. Caminar solitariamente silenciosamente. Intentar olvidar tu nombre y matar el sentimiento con un adjetivo. De pronto surge la empatía.

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