domingo, 8 de junio de 2014

Rocas cayendo como notas de violines en ascensión.
Cada vez más rápido exasperando cada aliento.
Por cada tontería el viejo llora y el bebé ríe.
Los genitales del bebé resultaron ser más grandes de lo que debían ser.
El auto es demasiado pequeño y las calles demasiado largas.
Viajando a 20 por hora, jamás alcanzará el siguiente “siga”.
Tanta falta de sensibilidad le hace comer tres pedidos de nachos con queso.
Con queso extra, porque esta noche dijo unas cuantas “verdades” incomodas demás.
La madre se guarda las lágrimas para la hora especial.
Aquella que viene acompañada del cigarro especial
El que cuesta 5 pesos y que no tiene tanto cáncer.

La serie empieza y es hora de callar.

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