sábado, 21 de junio de 2014

Como tres líneas paralelas que se forman dentro de mi cabeza. Como la melancolía más intensa que me ensordece por completo. Como la angustia por despertar para seguir preguntándome lo que ni siquiera puedo contestarme en sueños. Sonidos atmosféricos que intenten llenar el vacío por el cual no puedo conciliar el sueño. Una vez más, otra noche más. Si tan sólo pudiera parar el latido fuerte que me impide respirar libremente.  Pensar en una sonrisa plástica me distrae un par de segundos, después vuelvo a lo mismo. La misma sensación y el mismo pensamiento. Tres líneas, tres punzadas como heridas recién abiertas. No nos encontramos aunque estamos en la misma noche una calle más abajo separados de nosotros. No queremos encontrarnos. Tres pasos en falso, tres pasos a lo cierto-incierto. Divisar una sonrisa cínica que deja más preguntas que respuestas.


Hoy me reuní con un amigo que tenía años sin ver. Años, y al decirlo no parece ser una exageración.  Ni siquiera podíamos recordar con precisión cuando fue la última vez que nos vimos. Intentamos recoger fragmentos de nuestras vidas presentes que nos otorguen un suspiro alentador a ambos. Por momentos lo logramos. Pero también por momentos nos dejamos caer en la melancolía acostumbrada por la cual nos hicimos amigos. Retomamos las viejas pláticas que una y otra vez nos hicieron felices, nos hicieron interesarnos el uno al otro. De buenas lecturas, de paisajes bellos ante situaciones humanas miserables. Del amor y las relaciones humanas. A esto último siempre le dedicamos un gran intervalo.  Su mirada triste me penetra con cada frase poética que pronuncia. Es un gran tipo, siempre lo he pensado. Pero está totalmente jodido, como yo.  Poco a poco vamos dejando las calles mojadas por el gran diluvio. La humedad se convierte en una tarde con sol. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario