las figuras no importan más. Los adornos, el
embellecer la acción. Las imágenes y los colores brillantes. La exageración de
lo bello. Eso no importa más. Importa describir la textura, la acción, el
momento, lo real. Lo que para uno es real. Describir la suavidad de las manos.
O lo áspero. Por ejemplo, el hecho de darle significado a una pequeña pintura
que de la nada aparece en una bella uña pintada. Distintas tonalidades. Verde
oscuro, claro e incluso amarillo. De repente, en medio una figura negra: objeto
ideal para designarle un significado. ¿Podrán ser dos sujetos abrazándose? ¿Una
pareja feliz? O quizá es solo un ser solitario. Quizá simplemente es la sombra
de un anuncio. En realidad no importa. ¿Es posible? Apegarse uno a lo más real
y alejarse de cualquier tipo de metáfora. ¿Es posible?
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