Así que estoy en la madrugada, de nuevo. Así, de repente, realice lo que quería haber realizado hace tiempo: un blog dentro de un espacio y tiempo determinado o indeterminado. Así escribo cuantas veces quiera escribir, para mí, para ti, para nadie, para nada, para todo en todo. En esta hora pienso en la persona en quien no debería de pensar. Quizá. Es que, en realidad, siempre de quienes manifiestan su belleza en todo su ser. Otra página en blanco, perderme siempre en el espacio. Por lo tanto, siento ganas de escribir en este punto temporal y en este espacio determinado. Me agrada. Retomo a Placebo con Teenage Angst subiendo fotos de mi infancia decadente pero feliz. Aunque, para ser sincero, prefiero recordar mi infancia con You Don´t Care About Us, porque siempre me agrado el ritmo, porque siempre me agrado cantarla. Emociones en constante cambio, segundo a segundo. Demasiado complicado, demasiado exasperante. La idea quizá sea describir un tiempo, una hora. El índice se transforma, el primer capítulo se convierte en dos, ¡vaya avance! Un amigo escribe sobre la muerte de su hermano (suicidio). Intensamente. Y de nuevo siento esa gran satisfacción (la mayoría del tiempo la siento con gran intensidad). Por la vida. Y simplemente no puedo creer, es una gran perspectiva que equipara todo mi ser. Tan pocos sentidos siento tener para poder captar la inmensidad de esta vida. Y, sin embargo, a veces captar tanto embrutece tanto. 2.49. El reloj gira-aunque, en realidad, son números. Los modelos antiguos quedaron tan atrás. Sonido eterno. Huesos, se supone que había engordado hace tres años. Lo recuerdas, ¿no? Como sea, ahora me gusta comer más que en la secundaria. Secundaria, una pesadilla y al mismo tiempo el despliegue. El despliegue. Sintonías. Es que, en realidad, es justamente eso lo que me trae aquí. 2 días en la madrugada. No, ya son 4. Pero hoy justamente se reacomodan los sentidos.
Hoy me encontré con mi profesora admirada. Pero “a distancia”. Ella mostró gran empatía cuando me vio. No saludos disimulados en absoluto. Fue curioso, porque justamente la vi el domingo en el festival de literatura europea. De repente apareció y se sentó justo atrás de mí. Con mi gran euforia, particular, y al mismo tiempo tan normal, la saludé con entusiasmo, para poder hacer énfasis en la alegría de verla. Entonces, con mi euforia particular y gran entusiasmo para transmitir un énfasis en la felicidad por encontrarme con ella, fuera del contexto cotidiano universitario; es decir, en un lugar total distinto, en un contexto meramente casual, la saludé.
Pero ya dormiré ahora. No contaré más de cómo saludé a mi profesora admirada, pero “a distancia”. No, creo que describir la forma en cómo la saludé, de forma apresurada, pero sin dejar la atención con ella y con el público alrededor, porque el público o, mejor dicho, los asistentes al evento estaban, al parecer, totalmente concentrados en un momento intelectual en sus vidas; es decir, ellos hacían lo imposible por mostrar una etiqueta intelectual como una convención social de manual.
Es lo indicado, sea importante destacar ahora, que esta narración pobre, no merezca más tiempo ni espacio: por lo tanto, dejaré de escribir ya mismo sobre aquel saludo, en apariencia, totalmente insignificante. Pero que a estas horas de la madrugada; para mi sorpresa es, hoy, totalmente significante.
Cabe mencionar que el día que acaba de pasar, nos saludamos con gran empatía, producto de aquel saludo del domingo pasado. Sin embargo; debo imponerme dormir. En parte porque estoy cansado, en parte, porque debo levantarme temprano mañana, como lo dictan los grandes hombres con traje sin sombra. Para concluir, no quiero recalcar la importancia de aquel encuentro del domingo pasado, pero no puedo evitarlo. ¡Qué sorpresa fue el saludo con gran empatía, pero “a distancia”, con mi profesora admirada! Eso me hace sonreír. Recordar ese domingo, me hace sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario