miércoles, 4 de julio de 2012

cuando escribo, te veo. Cuando escribo, te siento. Cuando escribo, te olvido. Cuando escribo, te añoro. Cuando escribo, te poseo. Cuando escribo, te pienso. Cuando escribo, te pierdo. Cuando escribo, te confundo. Cuando escribo, te beso... Eso decía él y entonces se dio un tiro en la cabeza ante tanta inconsistencia y ridiculez. Simplemente no era lógico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario