lunes, 9 de julio de 2012

cierro los ojos esta noche y la melancolía que los últimos días me visita, me paraliza finalmente. Todos los ideales fallecen, todas las palabras se quedan en el segundo plano, jamás llegan a la meta. Enamorado podría estar, podría. Prácticamente y desde hace tanto tiempo sin rumbo fijo, como esta noche. Esto no tiene rumbo hacia ningún lugar. Aunque siempre tratemos de agarrarnos algo, asirnos a algo. Todas las personas se atienen siempre a algo. Ya sea a un sentimiento. A un amor. ¡A un amor! A un sentimiento de odio. A la vida. A la muerte. A una satisfacción placentera. A un ideal. A la autodestrucción. Como sea no puede existir la derrota, el desfallecimiento. Tenemos que asirnos a algo y entonces valdrá la pena. Su bella sonrisa, la felicidad que no se funde. Hacia ella, hacia el lugar, hacia la canción, hacia el placer, hacia el movimiento, hacia el enmudecimiento, hacia sus lágrimas, hacia mis lágrimas, hacia el despliegue, hacia el distanciamiento, hacia ti, hacia ti, hacia su persona, hacia la atracción, hacia la nada, hacia lo ridículo, hacia lo extraño, hacia lo incomprensible, hacia ti, hacia mí, hacia el amanecer, hacia el anochecer, hacia el nacimiento, hacia el blanco, hacia la pareja, hacia ella, hacia el abrazo, hacia el beso, hacia el sonido, hacia la soledad, hacia la amargura, hacia el brillo, hacia la fraternidad, hacia el momento, hacia la carcajada, hacia la esperanza, hacia ti, hacia ti, hacia mí, hacia la lejanía, hacia la extrañeza, hacia el cuadro sin terminar, hacia el amor sin descubrir.

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