miércoles, 22 de diciembre de 2010

increíble, pero tan sólo el deseo de hablar por telefono con ella me translada a un sueño maravilloso, totalmente irreal, pausible y sin limite dentro de mis fantasías. Ni siquiera recuerdo cómo fue posible que nuestro contacto se hiciera posible de nuevo. No hay un orden lineal en los sueños, solo son fragmentaciones que siguen al deseo de uno mismo. De repente te veo de nuevo con tu cabello corto, sweater negro y playera blanca. Hermosa como siempre. Las conversaciones efimeras sin llegar a ningun punto. De repente comenzamos a besarnos- tan parecido como aquella noche, sin algo predeterminado; solo el deseo espontaneo de sentir mis labios en tus labios. Mi euforia no tiene fin, estoy tan feliz- pero caigo en cuenta que esto es un sueño. Sé que es un sueño y no necesito a nadie que deba pellizcarme para que regrese a la realidad.
Interrumpo drásticamente y me despierto. Me encuentro solo en mi cuarto, en en la fria madrugada, donde todo parece tan extraño y las paredes parecen estar rayadas, descompuestas y el techo podría caerse- podría caerse, sería lo ideal caerse y construir algo de lo caído. No deseo quedarme con esta realidad. No ha salido el sol y tengo mucho frio en esta madrugada que llego abruptamente.
De repente te veo de nuevo. Es como si solo hubiera pasado un día. Nos encontramos en la escuela. No, en realidad no es la escuela. Es un camino totalmente raro. Pregunto cómo puedo regresar a zapata, regresar a mi casa. Y un hombre me señala un camino. Un hombre extraño, parece salido de la carcel o parecer ser tan solo "un bandalo" que me cae muy bien. Me dice que me acerque para enseñarme la calle. En ese momento ya sé a donde debo ir, pero aun asi quiero oir su explicación. Entonces se recarga en un carro y empieza hacerme mimica. Lo más comico del mundo y ambos reimos. Desafortunadamente tengo que irme, tengo que llegar a ese lugar, regresar a casa. Entonces sigo el camino que ya conozco, de antemano. Una calle estrecha y entonces unas escaleras y ... ahí estás. ¡Oh! Es maravilloso eso. Incluso me atrevo a decir "¡ash!" para tratar de cubrir mi emoción por verte de nuevo después de tan pocas horas. No veo tu expresión, ya que siempre la guardas en tu espalda y entonces te levantas y empezamos a caminar hacia arriba. Nos agarramos de las manos. No hay nada mejor en este mundo. No hay otra fantasía mejor. Estamos en la azotea. Hay barandales, con lo que no es posible que pueda caer ella de lo alto. Siempre tengo un miedo horrible de perderla, no quiero que ella se vaya y muera. Y entonces la pierdo de vista y pienso lo más desagradable. Me desespero y entonces la encuentro a lo lejos. Un piso más alto dentro de lo alto en la azotea. No hay barandales y ella se acerca al borde. Y en la azotea todo el piso está cubierto de vidrios. Vidrios hermosos, finamente cortados. Verdes, grisaceos, azules. El color de tu alma. Y entonces ella se acuesta sobre los vidrios y cierra los ojos. Recuerdo justamente como la vi alguna vez recostada en su cama con los ojos cerrados. Y entonces voy hacia ella preocupado y caigo una vez más en mi propio error. Me recuesto a su lado, me acerco a su rostro. Y la abrazo y digo palabras sin sentido. Ella se molesta cuando yo he tenido aquella angustia extrema. No es necesario, no lo deseo, ella dice.
No recuerdo el final ni el principio. Ahora solo tengo fragmentos del sueño. Quiero empezar una historia con fragmentos de mi sueño. El sueño más hermoso que he tenido. De nuevo junto a ella. Salir a pasear. Una conversación agradable. Recomendarle una película que ella podría gustarle, interesarle. Ver su aprobación. Empatía. Felicidad. Sentir de nuevo su ternura con una suavidad que podría fundir cada parte dentro de mi. Hermosa, angelical. Un angel oscuro para mi, ella. Y lo oscuro porque eso me atrae como nada en el mundo, porque en lo oscuro se encuentra el verdadero sentimiento. La ruta hacia el sentimiento como lo más oscuro y frio, totalmente incomprensible para los demás. Ir hacia el sentimiento cegado, sin contar jamás con una pequeña vela que pueda alumbrar tu camino. No, sólo encontrarte abandonado a tu propio ser, tus propios deseos. ¡Oh, que bella fantasía fue aquella! Desearía todos los días soñar con Melusina. De la nada encontrarme con ella y que me recibiera siempre con aquella sonrisa, sus brazos, sus sentimientos- sus no sentimientos. Y al final ella desaparezca a la luz del amanecer...

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