domingo, 29 de junio de 2014

¿Cuánto tiempo debe pasar para olvidar una sensación que se dicta se deba olvidar? Pronto pasarán ya cuatro años y el recuerdo es palpable como la certidumbre de que mi corazón sigue latiendo sin ningún problema ni enfermedad visible. Ayer me visitó en sueño y quizá por eso hoy vengo a escribir sobre ella de nuevo. Cada vez que me visita en sueño, no puedo hacer más que escribir con los mayores detalles posibles lo que sucedió. Ya que, a fin de cuentas, aquellos sueños son los únicos encuentros que puedo seguir teniendo con ella. Esta madrugada no puedo pegar la pestaña porque hay tantas cosas que todavía debo pensar. Porque me abate un cierto sentimiento extraño al respecto, una cierta ilusión o simplemente la duda si será posible que hoy pueda seguir soñando con ella y no me pasé como ayer, cuando interrumpí de manera tan abrupta el sueño que tenía con ella. Ni siquiera era una pesadilla, pero aun así tuve que despertarme drásticamente sin ninguna razón.

“¡Oh! Perdona sé que fue totalmente abrupta mi entrada”. Fue totalmente fuera de lugar. Fue totalmente inesperada y escandalosa. Totalmente impertinente. Si, esto último, al parecer ahora recuerdo, se lo dije a ella, al momento de verla enfrente de mi cara. Ella estaba tan desconcertada,  pero al mismo tiempo tranquila y con pensamientos fríos como siempre. Mi entrada fue muy torpe, tengo que aceptarlo y reconocerlo. Caí justo enfrente de ella haciendo un gran ruido al saltar de más de un metro quizá.  Eran bancas de madera antiguas. Algo se estrelló incluso, ya no recuerdo si era una piedra o quizá un objeto de plástico más grande. Simplemente estalló como mi propia entrada impertinente, pero esperada. Al menos no me rompí una pierna, lo cual hubiera sido el fracaso total de la trama.  Su amiga me había saludado minutos antes, pero me despidió rápidamente porque era obvio que no quería que YO estuviera cuando ELLA llegará. Así que cuando ella llegó, mi amada lejana, yo ya no estaba en la escena. Sin embargo;  al ser yo el narrador omnisciente de mi sueño, al ser un testigo de lejos , vi como llego ella cubierta con una capa que ocultaba su cara un par de segundos, para entonces dejar entrever su hermosa piel clara que brillaba perfectamente ante la luz del sol tan fuerte que caía en ella. Sigilosamente las seguí y entonces ella se quedó sola en las bancas de madera viejas. Su amiga fue a comprar bebidas o hacer una llamada, qué se yo. Poco a poco me subí a una barda que me conducía directo a las gradas de bancas de madera. Ah sí, olvidé decirlo: ella estaba sentada en la penúltima banca de una pequeña grada compuesta de maderas oscuras. Quizá serían cuatro o cinco filas a lo mucho. La grada estaba recargada hacia una barda muy ancha hecha de piedras grises, pero perfectamente simétrica y sobre ellas estaba yo caminando sin ningún peligro.  Desde arriba podía ver su playera oscura con mangas pequeñas que dejaba ver sus brazos. Era ella.  


Frente a frente nos quedamos viendo y para mi sorpresa yo estaba totalmente sereno al subrayar mi manera torpe de aparecerme frente a ella. A fin de cuentas,  nunca existen las maneras perfectas de presentarse y de eso ya lo sabíamos ambos de antemano.  Entonces le pregunté lo que siempre quise cuestionarle. “¿Por qué nunca obtuve una respuesta tuya? Fuera cual fuera sobre lo último que te escribí.”  No deje siquiera que me respondiera, cuando ya había despertado de mi sueño.   


sábado, 21 de junio de 2014

Como tres líneas paralelas que se forman dentro de mi cabeza. Como la melancolía más intensa que me ensordece por completo. Como la angustia por despertar para seguir preguntándome lo que ni siquiera puedo contestarme en sueños. Sonidos atmosféricos que intenten llenar el vacío por el cual no puedo conciliar el sueño. Una vez más, otra noche más. Si tan sólo pudiera parar el latido fuerte que me impide respirar libremente.  Pensar en una sonrisa plástica me distrae un par de segundos, después vuelvo a lo mismo. La misma sensación y el mismo pensamiento. Tres líneas, tres punzadas como heridas recién abiertas. No nos encontramos aunque estamos en la misma noche una calle más abajo separados de nosotros. No queremos encontrarnos. Tres pasos en falso, tres pasos a lo cierto-incierto. Divisar una sonrisa cínica que deja más preguntas que respuestas.


Hoy me reuní con un amigo que tenía años sin ver. Años, y al decirlo no parece ser una exageración.  Ni siquiera podíamos recordar con precisión cuando fue la última vez que nos vimos. Intentamos recoger fragmentos de nuestras vidas presentes que nos otorguen un suspiro alentador a ambos. Por momentos lo logramos. Pero también por momentos nos dejamos caer en la melancolía acostumbrada por la cual nos hicimos amigos. Retomamos las viejas pláticas que una y otra vez nos hicieron felices, nos hicieron interesarnos el uno al otro. De buenas lecturas, de paisajes bellos ante situaciones humanas miserables. Del amor y las relaciones humanas. A esto último siempre le dedicamos un gran intervalo.  Su mirada triste me penetra con cada frase poética que pronuncia. Es un gran tipo, siempre lo he pensado. Pero está totalmente jodido, como yo.  Poco a poco vamos dejando las calles mojadas por el gran diluvio. La humedad se convierte en una tarde con sol. 

miércoles, 11 de junio de 2014

A veces me siento como un monstruo, el cual no sé si finalmente yo creé o ellos crearon en mí. Varios se encargaron con empeño de ello a lo largo de muchos años y yo, poco a poco, fui cediendo al carácter con mayor entusiasmo, cada vez más satisfecho al respecto. Hay veces que me miro al espejo y no logro diferenciar más entre el monstruo y el ser humano en sí. Esto sucedió como una mosca que volaba inocentemente y al acercarse demasiado a la gran telaraña cavo su propia tumba, lo cual termina siendo una imagen bastante sucia, empalagosa y asquerosa para usted, ¿cierto?

Mi primo me odia desde que tengo memoria. El gran intelectual por excelencia, pero podrido hasta sus entrañas. Raro, él fue siempre un raro para mí. Tan sólo otro monstruo más que ahora lleva un gran saco anaranjado y una pelota de golf dentro de su bolsa superior de éste. 

A veces río a carcajadas de manera exorbitante y la madrugada vale, entonces, la pena. ¿Cuántos humanos se convierten en monstruos cada día, cuántos humanos nacen monstruos ya, cuántos monstruos logran convertirse en humanos, cuántos monstruos son más humanos que monstruos, en realidad?

En nuestros tiempos modernos ya no nos importa diferenciar entre gay, heterosexual, lesbiana, etc., etc. Estas diferencias las dejamos ya a términos más generales, porque quizá simplemente ya estamos demasiado cansados y flojos de por vida. Ahora el asunto fluctúa entre saber quién es el monstruo o quien es el humano. Nos anclamos a un proceso humillante y obsesivo de seleccionar y diferenciar entre humanos y a monstruos. Los psicólogos, y las autoridades al respecto, afirman que no hay cura al proceso de convertirse en monstruo, sino simplemente medicinas al respecto. Como una alergia respiratoria que no tiene cura, a veces empeora, a veces mejora, dependiendo del carácter que uno decida jugar. 

Por mi parte yo respiro como monstruo la mayor parte del día y trato de construir una gran logia de monstruos con los cuales pueda vivir a gusto.
El proceso de inscripción inicia a las 10:35 de la mañana. No sean puntuales. 
Como una complacencia para sí misma me repite, y se repite a sí misma: "estuvo bien, estuvo muy bien". Cuando en realidad ambos sabemos que fue un total fracaso. Como un adolescente de secundaria no pude satisfacer las expectativas del todo-poderoso-hombre-maduro. Podrás engañarte lo que quieras nena, pero ambos sabemos que nunca llegué hacer el grado deseado. Entre amantes nos engañamos y jugamos todo el tiempo, nos abofeteamos, nos besamos, nos odiamos, nos separamos para ... ¿qué? Para volver a ver quizá la serie que dejamos de lado por pasar demasiado tiempo en la reclusión amorosa. 
No me pierdo jamás otro capítulo de Games of Thrones. Kun Kun Kun...

martes, 10 de junio de 2014

“Debes recordar que tus palabras y la manera en como escribes es la manera en cómo te conozco, aun cuando la persona que escribe es otra dualidad de ti”.  Aquello se me hizo tan absurdo y triste, pero en realidad no hay otra historia ahí. 
La escena que ayer quería relatar es la siguiente:


Mientras estoy concentrado en la biblioteca tratando de entender la semiosis en las letras y la música me doy cuenta que hay un anciano que con gran concentración está pintando a un estudiante que se encuentra al otro extremo. Quizá lo conocen también a este personaje de la biblioteca central. El tipo utiliza una gorra que oculta su rostro y parece ser un hippie extranjero. Me intriga de sobremanera como el anciano de manera tan cínica crea retratos de personas sin pedir siquiera su permiso. Es un maestro el tipo, ya que realmente dibuja bien. La textura, el ruido que hace al pintar a su “modelo” hace que la piel se me enchine. En cierta forma incluso hay algo exótico, erótico ahí.  Hacer bosquejos, trazar líneas, crear algo. Desearía sentarme en una cafetería y empezar a escribir historias de las personas alrededor. Ah, en realidad ya lo hecho. Sin su permiso. ¿Cuántas personas escriben día a día sobre nosotros sin pedir nuestro permiso? Sexy,  ¿cierto? 

domingo, 8 de junio de 2014

Guitarras.

Hasta el momento solo he tenido cuatro guitarras en mi vida. Dos guitarras acústicas, dos guitarras eléctricas. 3 de ellas golpeadas repetidamente contra la pared. Una de ellas, la primera que tuve,  una acústica, totalmente rota y hoy en día yace en un patio interior de mi casa como reliquia de los años de secundaria.  Las otras dos guitarras eléctricas siguen con vida, pero gravemente golpeadas, pero aun así, una de ellas suena bastante bien. La última guitarra que me compré está en perfecto estado, aunque aun así no es la guitarra acústica ideal- demasiado ancho el traste, ¿pero que esperas obtener con un pequeño, muy pequeño, bonche de billetes? Nunca he sido tan apegado como para ponerle un nombre a cada una de ellas, una adoptada, o raptada- dependiendo de la perspectiva. Quizá a fin de cuentas solo fue un “intercambio”, pero la considero una parte indispensable de mi vida y al parecer seguirá un par de años conmigo, aún cuando su columna cada vez se quebraja más por aquellos golpes contra la pared hace un par de años atrás.  

Con todas ellas he compuesto un par de canciones que prácticamente nunca han pasado de pequeñas sesiones con amigos y múltiples grabaciones para mí mismo. Con ellas he tocado infinidad de covers, desde Nirvana, Oasis,  The Cure hasta The Kills, Sonic Youth y otros de mis grupos predilectos. Con casi todas ellas toqué alguna vez con buenos amigos en fiestas o algún pequeño evento de música cerca de mi casa. Nada trascendental para el mundo más que para mi propio interior.  No soy el mejor guitarrista, todo lo contrario, pero aun así trato al menos una vez por semana no perder la oportunidad de tocar un acorde. Desearía ponerle todo  mi empeño algún día. Este día me la pasé tocando canciones de Noel Gallagher´s Higy Flying Birds. Demasiada distorsión, pero en algún momento sonó simplemente genial.

A veces simplemente empiezo a tocar un par de notas que inexplicablemente me llevan a crear una sintonía perfecta a mis oídos, solo a los míos. Como inicia, como termina, al final nunca lo sé. Todavía no sé qué es lo que busco con la música, con mis guitarras, con mis notas, mis palabras, mis composiciones fallidas.  Lo único que sé es que no debo parar, sea el sonido, ruido o melodía que termine de tocar al final de la tarde. Por lo pronto, no creo sabio aconsejar que alguien se mude a vivir conmigo.

La misma fascinación que me produce entrar a una librería para admirar los cientos de libros que nunca compraré, me produce también estar un par de momentos en una tienda de guitarras con precios exorbitantes.

El sueño sigue y cada día se crean más guitarras.
Rocas cayendo como notas de violines en ascensión.
Cada vez más rápido exasperando cada aliento.
Por cada tontería el viejo llora y el bebé ríe.
Los genitales del bebé resultaron ser más grandes de lo que debían ser.
El auto es demasiado pequeño y las calles demasiado largas.
Viajando a 20 por hora, jamás alcanzará el siguiente “siga”.
Tanta falta de sensibilidad le hace comer tres pedidos de nachos con queso.
Con queso extra, porque esta noche dijo unas cuantas “verdades” incomodas demás.
La madre se guarda las lágrimas para la hora especial.
Aquella que viene acompañada del cigarro especial
El que cuesta 5 pesos y que no tiene tanto cáncer.

La serie empieza y es hora de callar.

sábado, 7 de junio de 2014

Un nuevo proyecto, nuevas palabras. Nuevas sintonías. La música, mi música.

“Las palabras deben cambiar”. Creo fervientemente que las palabras deben cambiar. Desde hace un tiempo me repito una y otra vez: “las palabras, las frases, el discurso debería cambiar”.
Cada escrito es como el testimonio de uno mismo, como tatuajes de uno mismo; aunque a veces las palabras son más fáciles de borrar que los tatuajes. A veces solo se necesita un “back space”  o un “eliminar” en las opciones del blog para sepultar nuestras ideas por siempre. Sin embargo, uno sabe que tanto el tatuaje, como las palabras, están creados para siempre. Por tanto, uno debería de seguir viviendo con él, a través de él y en dado caso cambiar su significado, evolucionarlo,  a través de nuevas palabras, nuevas frases, nuevos textos.
El enamoramiento fluctúa de un momento a otro, así como de un lugar a otro. Como la música y el descubrimiento de nuevas sintonías o la obsesión por las viejas que forman parte de uno y que jamás estamos dispuestos a dejar por intentar conocer un nuevo-algo-mejor.

Si deseo hablar de nuevas sintonías, nuevas formas tendría que recurrir a lo último que he escuchado y que desearía que fuera algo nuevo; pero pocas veces sucede eso. Una de mis grandes debilidades es mi obsesión por ciertas atmósferas que deseo recrear una y otra vez por siempre. Llamase una banda de rock, una canción, una vida que me inspira. A veces tal inspiración raya en lo ridiculez, en algo sumamente embarazoso. Sin embargo, poco a poco ese tipo de obsesión única me lleva a otros caminos, en los cuales llego a conocer nuevas inspiraciones. Oasis, The Cure, Placebo, Radiohead, Smashing Pumpkins, Bauhaus, Joy Division y algunos otros grupos con los que me mantengo por siempre. Mis amigos. “Tus amigos están en tus audífonos”, una vez una persona me dijo eso cuando cursaba el CCH y al parecer la idea me gustó mucho.  Así entonces, ¿qué puedo decir acerca de mis nuevas sintonías? Desearía revisar mi lista de últimas canciones para tener una respuesta. Breton, Chapel Club, Gnarls Barkley, The Subways, etc., etc., etc. A final de cuentas eso no dice nada.

Nuevas sintonías se descomponen de una mañana a otra, como el emprender un nuevo proyecto de una mañana a otra.  Me mantengo en camino, deseo abrir más mis ojos. Levantarme más temprano, simplemente para absorber el sol de la mañana, tomar un café y obtener la inspiración gloriosa para escribir el mejor texto que pueda crear o la mejor canción que pueda componer. Este año retomé mi anhelo por escribir canciones de nuevo. 5 o 6 canciones he compuesto, quizá más, quizá menos. Quizá una de ellas valdría la pena si llegará a trabajarla más. Ya veremos.
¿Sintonías nuevas? El deseo de escuchar bandas nuevas muchas veces no me apasiona mucho, aunque he escuchado algunas propuestas interesantes que a fin de cuentas proceden de los 80`s. ¿Savages? Puedo pasar toda la madrugada buscando videos en youtube pero constantemente me remito a los principios de los 90`s. Quizá porque este año se cumplen 20 años del nacimiento del "Britpop" y surge una necesidad en nuestro interior de recordar vehementemente los mejores años de nuestras vidas cuando escuchamos fervientemente la última etapa del verdadero britpop y, después, el postbritpop. Todo se vuelve "post"erior.  Melody´s Echo Chamber, las fabulosas Dum Dum Girls y Daughter, voces femeninas en un rock tan tierno y al mismo tiempo rebelde.

Cada vez que intento apegarme más al título de mi texto me desapego más a él. ¿Nuevas palabras? Desde el principio mismo he buscado una espontaneidad en la escritura. Quizá el siguiente texto tenga más estructura. No lo sabremos ahora.

Una persona puede quitarte el aliento, puede inspirarte tanto al punto que a través del deseo a ella fluyan tus palabras a lo largo de tu brazo y finalmente se alcen en una página en blanco, buscando algo nuevo. Una nueva melodía y ojalá una sonrisa de ella (esa persona) en ella (música-palabras).
Con toda mi alma, con todo mi corazón. Un café a lado y una canción en el fondo.


viernes, 6 de junio de 2014


Blusa blanca, pantalón de mezclilla y tenis juguetones. De un momento nos abrazamos fuertemente y me encantó escuchar cada frase de tu voz. Tantos meses había esperado por escucharte y finalmente sucedió. 
Tiempo después te tuve a lado mío y entonces nos vimos directamente. La tensión entre tú y yo fue evidente. Nos vimos penetrantemente y ambos deseamos hubiéramos deseado besarnos apasionadamente en ese momento. O al menos eso pienso, eso hubiera querido con toda mi alma.  

Tanto deseo, tanto ayer, tanto mañana.