jueves, 24 de noviembre de 2011

dolor en las manos por la presión incesante, porque no deja ceder la tranquilidad. La sonrisa habia iluminado mi noche, madrugada - en realidad. Solo recordando las palabras dulces. Entonces busque fragmentos de mi pasado. La públicación del libro de la abuela suicida me conmociona e indago en mi dolor y en mi cesgo de enojo ¿algún dia recordarás como yo te recuerdo? Intento dormir pero el dolor en mi espalda es el impulso a la escritura que perece entre cada día, cada noche que pasa en silencio y uno calla el todo por tratar de entrar en conexión. De nuevo explosiones en el cielo que terminan por aniquilar una amistad. Nada soprendente en ello por nunca más. Palabrerías a mi alrededor y adentro de mi mismo ¿con qué recuerdo me voy a dormir esta madrugada? Muchos y a la vez ninguno. En realidad, ahora me despierto de mi dormir y el sueño es parte ya de tres ayeres. Ingenuidad adelante como estandar de una lucha que ha estado perdida desde el principio y el regreso. Dejame escucharte. No me voy. Me quedo a tu lado. Ecos en el sotano. Nada en la nada-- el camino de nuevo y salir a nadar no es una opción. BELLA. Lo es y de eso no hay duda. Por otro lado la amibición y los sueños. Nada en realidad, nada en realidad somos. Somos polvo y fallamos de nuevo. Al pasar el viento simplemente nos olvidarán.